La llegada
de Giulia no sólo va a implicar muchos cambios en nuestra vida, en nuestra
rutina, en nuestros horarios de sueño, y en mil cosas más. También va a
implicar algunos cambios en nosotros como personas (al menos en mí, seguro).Estoy
segura que el sólo el hecho de traer al mundo una vida me va a hacer de por sí
una persona diferente. Pero eso no será todo. Seguro van a haber (y tener que
haber) muchos cambios más. Uno de estos
cambios, es más que nada un reto: y es el de aprender a pedir ayuda.
Suena bien
fácil eso de pedir ayuda, ¿no? De hecho es una suerte que no todo el mundo
tiene: el tener a quien pedirle ayuda. Muchas personas, en circunstancias difíciles,
simplemente no tienen a quien acudir. Yo, sin embargo, a pesar de estar lejos
de mi casa, de mi familia, de mis amigos históricos, de la gente a la que uno
naturalmente pediría ayuda, tengo la gran fortuna de estar rodeada de personas
que sin conocerme tanto (o tanto tiempo) –algunas- no hacen más que ofrecerme una
mano cada vez que me ven. Desde
ofrecerse a llevarme a cualquier lado si ya no quiero caminar, o a traerme
cosas que me quieren prestar/regalar para la bebe, o de venir a buscarme para
llevarme al hospital en caso de emergencia o de cuidar a Giulia cuando yo
quiera ir a darme una vuelta. Una vez más, no me queda más que agradecer la
suerte que tengo de haberme encontrado con toda esta gente maravillosa que,
como yo, creen que la amistad más allá de la distancia, del tiempo y que quiere
“invertir” su cariño en personas como nosotros, que muy probablemente no estemos
por estos lares tanto tiempo.
El problema
para mí no es tener la ayuda, es aprender a pedirla o aceptarla. Desde siempre
(creo, o desde que me acuerdo, lo cual podría significar que desde que soy
adulta porque mi memoria “pre adultez” deja mucho que desear) he sido bastante
independiente. Siempre me ha gustado hacer mis cosas sola, desde ir al médico (cosa
que a mi mamá no la hacía muy feliz) hasta cosas sencillas como querer ponerme
el abrigo cogiendo mi cartera (y los guantes, el gorro y la chalina) entre los
dientes cuando tengo a Alberto al lado que tranquilamente podría sostenerla (y
comprenderán que a él esto no lo hace tan feliz…siempre se queja de que no le
pido ayuda). Y como estos, muchos ejemplos de mi afán completamente innecesario
e irracional de dármela de autosuficiente con cosas que en verdad no tienen ningún
sentido sólo por no “molestar” al resto, resto al que definitivamente no
estaría molestando (cosa que se por cierto porque yo en el lugar de ellos
estaría feliz de ayudar también).
Pero claro,
ahora la cosa va a ser diferente… supongo. En todos los libros, blogs, páginas
web, etc. que leo sobre bebes y las primera semanas de maternidad, los consejos
más recurrentes son “PIDE AYUDA, dedícate SÓLO y EXCLUSIVAMENTE a dar de lactar
(si quieres dar lactancia exclusiva y prolongada como quiero hacer yo) que con
eso ya tienes para todo el día”, “que alguien más se encargue de las cosas de
la casa” (para que puedas dormir cuando el bebe duerme), “que se acumulen las “bolas
de polvo” y la ropa sucia”, “cocina anticipadamente y congela”, “ten a la mano
números de restaurantes y supermercados que hacen entrega a domicilio”, “las
primeras 6 semanas son de sobrevivencia, la meta es resistir con tu salud
mental intacta”, etc. Aunque a mí me suena un poco extremo, si todo el mundo lo
dice/escribe, algo de cierto tendrá que haber, ¿no? Y aunque felizmente tendremos
a mi mamá con nosotros para ayudarnos, tampoco es que la tendremos para siempre
(como además es justo que sea), ni que viva a cuatro cuadras como para que
venga a ayudarme cada vez que esté al borde del colapso (cosa que seguro sucederá
de vez en cuando). Alberto estará también conmigo (probablemente tome su
permiso post natal cuando mis papás se vayan) pero también tiene que volver a trabajar
en algún momento y empezará a viajar como siempre…y ahí si seremos Giulia y yo.
Será ahí cuando empiece el reto… ¿me atreveré a pedir ayuda? ¿Venceré mi
autosuficiencia empedernida? Esperemos que si… por lo pronto prometo hacer el
esfuerzo de tratar de hacerlo.
hay un refrán en inglés que dice "it takes a village to raise a child". Así es, una villa entera, abuelas, abuelos, amigos, profesores, cuidadores, papás, tíos, amigos... y sobretodo en los inicios cuando una se sumerje en la más absoluta ignorancia y no hay google ni tiempo para absolver tanta duda. Y es que a veces no es necesario que alguen venga a ayudar personalmente, a veces son solo consejos, tips, "qué hiciste tu cuando", verificar algo que tú sabes que está bien pero que TIENES que verificarlo. De hecho el embarazo ya es una preparación. Yo diría que el inicio es duro y requiere ayuda sobretodo logística. Después ya una tiene más confianza, más control y todo se convierte en un caos un poco más ordenado. Suerte en todo!! En lo que sí recomiendo pedir TODA la ayuda que puedas es en la lactancia. Pide doble y triple consejo, usa facebook: las mamás online son super solidarias. Es como que esa villa que se necesita para criar a un hijo es ya un mundo y todos podemos ayudar estando cerca o lejos!!
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